martes, 22 de marzo de 2011

JOAQUIN BALAGUER
(Perfil biográfico)


Joaquín Balaguer murió en la madrugada del día 14 de julio del año 2002, a consecuencia de un paro cardíaco. Había sido internado el domingo 4 del mismo mes en la clínica Abreu, en Santo Domingo, por sangramiento de úlceras estomacales., según el informe médico. A su muerte se encontraba próximo a cumplir 96 años de edad. Había nacido en la villa de Navarrete, en el municipio de Santiago, el 1 de septiembre de 1906.

Desde su edad juvenil mostró una brillante y cultivada inteligencia que le ganó reconocimiento en el ámbito cultural de la ciudad de Santiago. A los dieciséis años junto a Julio Vega Batlle, organizó” una sociedad de carácter histórico”, llamada “Ateneo” de Santiago. Para aquel momento ya era un experimentado articulista del periódico “El Diario” que se editaba en esa ciudad. En su columna sus temas de preferencia la crítica literaria. A los dieciocho años participó en los Juegos Florales celebrados en la ciudad de La Vega y en ese certamen literario obtuvo el primer premio.

Aunque fue su dilatado ejercicio político, que se extendió por más de setenta años, lo que le dio relevancia excepcional, sobre todo, en las últimas cuatro décadas de su vida también ocupó un lugar cimero en las letras nacionales, destacándose en los distintos temas que incursionó con un claro y depurado estilo, principalmente lo histórico, la biografía y el ensayo. En la poesía también fue prolífico. Su primer obra fue “Psalmos Paganos”, (l922) y su último aporte literario, de carácter histórico: “La raza inglesa” (2000). Como autor prolífico, dejó publicadas más de cincuenta obras.

La Intervención militar norteamericana (1916-1924) encuentra a Joaquín Balaguer en todo su vigor juvenil y en ese lapso entra en contacto con aquellos hombres que se destacaron con encendidas proclamas patrióticas contra esta ocupación del país por fuerzas extranjeras. Entre los enardecidos en la actividad nacionalista sobresalía Rafael Estrella Ureña, maestro hostosiano, abogado, quien se había granjeado al aprecio de sus conciudadanos por su trayectoria bizarra a favor de las mejores causas. Tenía una personalidad magnética y poseía el don de la palabra con una grandilocuencia que cautivaba al público.

Joaquín Balaguer estuvo entre los admiradores del legendario y valiente Estrella Ureña, no solo por el recorrido legendario de este veterano hombre público, sino, además, porque él también comenzaba a ser reconocido por sus condiciones de orador vibrante, y con el correr del tiempo llegaría a ser, al igual que aquel ídolo de la juventud de Santiago, uno de los retóricos políticos más elocuentes que ha tenido el país. Con Estrella Ureña, Balaguer inició sus inquietudes políticas y junto a él participó en la fundación del Partido Republicano, vía por la que pasó a formar parte de la intelectualidad santiaguense que, conformó el pensamiento y la acción que apoyó el surgimiento del general Rafael L. Trujillo, para asumir el destino de la República a partir del año l930.

Joaquín Balaguer fue investido con el título de licenciado en Derecho de la Universidad de Santo Domingo, en el año 1929 y se convirtió desde el inicio del régimen de Trujillo en un eficiente funcionario y hábil diplomático a la vez. Surgió al primer plano político en l950, cuando regresó de embajador en Méjico, para ocupar la Secretaría de Estado de Educción y Bellas Artes e implantó nuevas iniciativas para algunos cambios importantes que se introdujeron en la educación pública. De esa posición fue transferido a la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, mientras se negociaba la firma de Concordato con la Santa Sede. Mas tarde fue designado Secretario de Estado de la Presidencia y en ese desempeño, fue escogido por Trujillo para ser postulado a la vicepresidencia de la República en las elecciones del año l957.

El día 3 de agosto de l960, el doctor Joaquín Balaguer pasó a ocupar la presidencia de la República al producirse la renuncia del titular, general Héctor B. Trujillo, por la grave crisis en que vio envuelto el país debido a las presiones internacionales que tuvo que afrontar tras el atentado contra la vida del presidente venezolano Rómulo Betancour, acción organizada por el Servicio de Inteligencia Militar dominicano.

La muerte de Trujillo, ocurrida en la noche del 30 de mayo de l96l, en una emboscada, trajo al país, como era de esperarse graves perturbaciones a las cuales pudo enfrentar el doctor Balaguer hasta que, luego de una serie de incidencias políticas propias del momento enfrentaba el país, tuvo que dejar sus responsabilidades públicas a mediados de enero de l962. El día 2 de este mes había entrado en funciones el Consejo de Estado que se había visto forzado a crear el doctor Balaguer, ante la necesidad de satisfacer las exigencias políticas y así tratar de resolver la crisis en que se había estado debatiendo el país.

Este gobierno colegiado de seis miembros, quedó presidido por el propio doctor Balaguer; pero a los l5 días dicho Consejo de Estado fue derrocado y reemplazado por un nuevo gobierno esta vez denominado Consejo Cívico-Militar. El doctor Joaquín Balaguer esa misma noche de su derrocamiento solicitó asilo en la Nunciatura donde permaneció hasta el mes de marzo cuando salió del país para radicarse en la ciudad de Nueva York, desde donde mantuvo una incansable labor política que culminó con la creación de su Partido Reformista, en el año l964.

El doctor Balaguer regresó cuando el país se encontraba bajo el control de la fuerza Interamericana de Paz creada por la Organización de Estados Americanos (OEA) para buscarle una salida a la nueva crisis que había surgido en el país por el conflicto armado que se desarrolló en la ciudad capital, llamado revolución de abril de l965, iniciado cuando un grupo cívico-militar se rebeló contra el gobierno de facto del Triunvirato que presidía el doctor Donald J. Reid Cabral.

A su regreso al país luego de una ausencia de cuatro años y una vez establecidos los acuerdos de conciliación entre los bandos que protagonizaron el encuentro de armas, el doctor Joaquín Balaguer, al frente de su partido se envolvió en una intensa y ardorosa jornada proselitista por lo que resultó ganador de la presidencia de la República en las elecciones celebradas el 1 de julio de l966, convenidas entre las negociaciones auspiciadas por la (OEA), para restablecer la normalidad institucional del país que había dejado la insurrección,

El doctor Joaquín Balaguer asumió su cargo el 1 de julio de l966 y gobernó por tres periodos consecutivos, hasta el año l978, cuando resultó electo en las elecciones de este año, el hacendado Antonio Guzmán Fernández, quien representó al Partido Revolucionario Dominicano. El doctor Balaguer volvió a presentar su candidatura en las elecciones siguientes y de nuevo resultó triunfador el candidato contrario; esta vez el doctor Salador Jorge Blanco.

En las elecciones de l996 y 1990, su tenacidad le fue favorable y obtuvo la presidencia de la República por cuarta y quinta oportunidad, a pesar de que en estas ocasiones resultaba inocultable su pérdida de la vista, cuyo quebranto había comenzado desde algunos años antes y en l976 fue definitiva..

En las elecciones del año l994, el doctor Balaguer volvió a lograr el triunfo; pero el período fue reducido a dos mediante una reforma constitucional impuesta por las fuertes presiones internas y externas que fueron ejercidas por los sectores políticos y sociales
que se solidarizaron con la percepción generalizada que en dicho evento electoral se cometió por pare del gobierno graves irregularidades para darle de nuevo el triunfo.

Fuera del poder, a pesar de las limitaciones que le imponía su avanzada edad, su ceguera y parcial invalidez física, el doctor Joaquín Balaguer mantuvo su abrumadora gravitación en la vida política nacional hasta poco antes de morir. Por su apoyo, y, a despecho de de la candidatura de su propio partido, ganó las elecciones presidenciales el candidato del Partido de la Liberación Dominicana, doctor Leonel Fernández Reyna, en el en año l996. Todavía en las elecciones del año 2000, aspiró una vez más a la presidencia de la República. En ese torneo electoral triunfó el señor Hipólito Mejía Domínguez, el candidato del Partido Revolucionario Dominicano.

Desde su casa, inmovilizado por sus serios achaques de salud y la pesada carga de años que soportaba, el doctor Joaquín Balaguer, se convirtió en el árbitro indiscutido de la vida política nacional, a quien acudían los más altos representantes de los partidos en busca de su anuencia o para consultar su vastísima experiencia en los asuntos políticos o para negociaciones que pudieran surgir por las circunstancias del momento.