sábado, 15 de enero de 2011

ANTESALA DE LA ERA DE TRUJILLO

Desde que la Junta Central Electoral declara “legales y válidas las elecciones del l6 de mayo”, diez días después de celebrado los comicios, un viento abrasador comienza a levantarse sobre la República, como premonición de la llegada de un castigo bíblico para arrasar una sociedad decadente por haberse dejado abusar de políticos irresponsables e ineptos.

En ese torbellino, la muerte cabalga con charreteras de general. El primero en caer es un pugnaz político, quien también escribía poesía; padecía de tuberculosis y se encontraba descansando en su casa campestre para someterse en los días siguientes a una operación quirúrgica. Virgilio Martínez Reyna fue asesinado junto a su esposa con la complicidad de la noche y así pagó su enemistad con el flamante Presidente de la República electo. Su animadversión a Trujillo lo llevó a ser un recalcitrante instigador contra éste, ante su protector, José Dolores Alfonseca quien había quedado encargado de la presidencia de la República, seis meses atrás, debido a la ausencia del titular Horacio Vázquez, por razones de salud.

Rafael Vidal Torres, una de las lúcidas inteligencias del trujillismo emergente, dio muestras de gallardía y templanza de espíritu al expresar públicamente su dolor por la tragedia que se había llevado a su “entrañable amigo” Martínez Reyna. Lo mismo hizo otro poeta trujillista, Miguel Angel Jimenez, a quien la amistad fraterna con el sacrificado, también le impuso anteponer la decencia de la denuncia en vez del silencio degradante de la conveniencia política.

Arturo Napoleón Alvarez, hombre de convicciones y reciedumbre moral, dirige una vibrante carta al presidente Estrella Ureña, haciéndole saber que si les son “otorgadas ciertas facilidades antes de un mes pondría en manos de la justicia a los culpables de ese crimen”.

No ha desaparecido de la opinión pública el estupor que dejó el atroz doble asesinato cuando en las lomas de Moca, el general Trujillo, al mando de quinientos soldados persigue a Cipriano Bencosme y toma por cuartel la casa de éste para dirigir operaciones militares desde “El Mogote” hasta el llano, mientras por primera vez en el país aeroplanos nacionales hacen reconocimiento desde la altura. Ya antes, en l9l9 aviones de la fuerza de ocupación norteamericana habían surcado los cielos del país lanzando bombas contra los guerrilleros de la zona este.

Las tropas peinan los montes y en su operativo llegan hasta “Los Amaceyes”, para controlar a otro caudillo, Piro Estrella, bajo sospecha de no avenirse a la nueva situación. Este entrega las armas que posee y se le otorgan garantías para que pueda permanecer en libertad. Un nuevo orden político y social va tomando cuerpo en la República y se expresa de forma contundente. El pasado levantisco y estéril en el cual ha desgastado sus energías el país debe quedar atrás.

Hombres de gran respeto público y político son detenidos brevemente en la Fortaleza Ozama. Allí va el venerable jurista Angel María Soler, también Martín de Moya, Manuel de Js. Troncoso de la Concha, Pedro A. Lluberes, los hermanos Victor y E.O. Garrido Puello, Federico Nina, J.R. Cordeo Infante. Otros identificados como opuestos al nuevo gobernante abandonan rápidament4e el país. Angel Morales quien fuera el delfín del ex presidente Vázquez, evita ser apresado por el padrinazgo del hacendado Juan Rodríguez y de Teófilo Cordero, ambos representantes de la Confederación de Partidos en La Vega.

Federico Velázquez, presidente del partido Progresista y la principal figura de la oposición es detenido y enviado a la justicia inculpado del delito de tener en su poder municiones sin la licencia correspondiente y a poco es extrañado del país. El periódico “La Opinión” en un editorial describe el momento que vive la república y cierra su comentario con una cláusula que fija su posición: Cualquier intentona de perturbar la paz constituiría ahora un crimen. El país reclama paz, trabajo reconstructor, colaboradores y a ello estamos obligados todos”.

Pero no todo es represión política y detenciones admonitorias para hacer saber a la sociedad cual sería en lo adelante el camino a seguir. El pueblo también siente un clima de renovación y contento que se expande y expresa de diversas maneras. El artista Heriberto Payán, uno e los clarinetistas mas sobresalientes el país le dedica al Presidente Electo una pieza musical: un vals para orquesta y banda que lleva por título “Viva el presidente Trujillo”.

Con entusiasmo la gente disfruta la presencia del “Trío Matamoros”, a quien ha contratado la compañía de espectáculos Herman-Morita y sus presentaciones en el coliseo de la calle Padre Billini se realizan con “rotundo éxito. El hotel “Fausto” vuelve a llenar su terraza como en los buenos tiempos y los domingos hay que hacer reservación por anticipado por la afluencia de un público alegre y entusiasta.

Hasta una nueva marca de cerveza sale al mercado con el nombre de “Colón” y es vendida a treinta centavos la botella y cinco y diez centavos el vaso. Tal bebida adquiere de inmediato gran demanda. Los clubes “Casino Democrático” y “Centro de Dependientes” anuncian rumbosas fiestas para la inauguración del nuevo gobierno.

“La Casa de España” y el “Club Unión” que espera sobrevivir por la rebaja de la cuota que ha hecho a sus socios, según dice su secretario Osvaldo Báez Soler, se despereza y preparan sus salones para celebrar regias fiestas de gala por la toma de posesión del gobierno el l6 de agosto.

Esas explosivas demostraciones de satisfacción y confianza llevan incluso a celebrar en la Mansión Presidencial los quince años de vida de la señorita Flor de Oro, hija del “Benemérito General Trujillo”. Y los agasajos oportunistas al flamante mandatario no cesan y hasta lo importunan, por lo que éste, por vía de su secretario particular hace saber que tales actos le distraen de sus deberes, por lo que, en lo adelante los homenajes que le sean ofrecidos y exijan su presencia tendrán que tener su aprobación previa, lo que motiva un cáustico editorial del diario La Opinión
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“El General Trujillo no quiere más banquetes ni cenas danzantes. Se acabó la adulonería ficticia. Ya muchos que creían envolverlo en las redes de seda de un banquete están de duelo. El primer bofetón les ha sido dado”.


27 fe octubre 2004

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