miércoles, 19 de enero de 2011

TRUJILLO Y EL VATICANO

Con el auspicio de la Federación de Abogados, Manuel Arturo Peña Batlle, diserta en el Ateneo Dominicano la noche del l de junio de l95l, tratando el tema “Matrimonio y Divorcio en Santo Domingo”. En su conferencia, esa esclarecida inteligencia expresa: “está bien que el Estado, esfera laica del poder civil, organice y reglamente el matrimonio como expresión del consentimiento de las partes; pero eso no impide que el Estado (…)le dé a los contrayentes la posibilidad legal de unirse en matrimonio canónico, incluso en la indisolubilidad , si ellos desean hacerlo así” (…)

Diez días después, el diario El Caribe publica una carta del doctor Héctor R. Galván refiriéndose a esa conferencia, y dice que “debido a ella el matutino La Nación ha iniciado una encuesta acerca del divorcio de sus proyecciones sociales”(…) Agrega el doctor Galván que “un estudio sereno de la conferencia, que en el fondo el castizo escritor, autor de la misma, parece desear o insinuar la creación de un ambiente propicio a la concertación de un Concordato que pueda estar gestionándose con la Santa Sede”(…). El Caribe, “considera de supremo interés público la sugestión relativa a la cuestión del Concordato hecha por el doctor Galván” y Procede a invitar a 33 notabilidades de la vida nacional a exponer sus puntos de vista sobre tal posibilidad.

Así, al inicio del decenio de los años cincuenta comienza a emerger una etapa de cooperación internacional, dentro del marco más caliente de la Guerra Fría, que acerca a la Iglesia de Pío XII y el régimen de Rafael L. Trujillo, en un plano de mayor dimensión al que había mantenido hasta entonces. A ambos líderes los caracterizaban sus claras posturas anticomunistas y en su acercamiento se perfilaba cada vez más un intermediario de iguales sentimientos ideológicos radicales, como lo era Francisco Franco, a favor de quien Trujillo se había esforzado ante la política de Washington contraria a que fuera admitido en las Naciones Unidas; y, cuando dos años mas tarde, en l953, España y los Estados Unidos firmaron un acuerdo que hace a las dos naciones miembros de la defensa del mundo occidental contra la agresión comunista, Trujillo, regocijado, declara a la prensa internacional que tal convenio “ha de ser acogido con genuina satisfacción por todos los pueblos libres”

La fuerte vinculación de alta política establecida entre el Estado dominicano y El Vaticano se mantendrá hasta el final de la década. Se hace notoria la designación de Oscar Robles Toledano en l953, en calidad de delegado ante las Naciones Unidas. Este cultísimo sacerdote va a ese organismo “para combatir con las armas de la fe y caridad cristiana” (…) y con esas armas hace un violento ataque al delegado soviético Andrei Vishinsky y lo acusa de “torpedear la conferencia de paz en Corea”.
En el país, la Iglesia Católica adquiere mucho mayor relevancia; el apoyo oficial para esta institución se fortalece y amplía recibiendo mayores “bienes y mercedes” a partir de la firma del Concordato en junio de 1954, “de líneas similares al firmado un año antes por España, el cual destaca la adhesión del pueblo dominicano bajo la rectoría de Trujillo a los ideales de la Iglesia Católica”, según reseña L’Oservatore Romano.

El Vaticano, por su parte, crea nuevas circunscripciones eclesiásticas para la República Dominicana y así surgen la diócesis de Santiago, La Vega y la prelatura de San Juan de la Maguana, “como un reconocimiento del papel que desempeña en defensa de la fe católica”, de acuerdo al vocero oficial de la Santa Sede. Entre 1956 y 1959, varias iniciativas confirman de parte del gobierno dominicano su sólida adhesión a su alianza anticomunista con la ¨Santa Sede.

A los pocos días de concluido el Congreso Internacional de la Cultura Católica, que se celebró “con el auspicio del gobierno dominicano y el Papa Pío XII”, entre el último día de febrero y el 6 de marzo de 1956, el arzobispo Octavio Antonio Beras, transmite al Presidente Eisenhower el mensaje del Presidente Héctor B.Trujillo y el Generalísimo Trujillo, recomendando al Congreso de aquel país la intervención del presidente norteamericano en favor del establecimiento de planes de relaciones diplomáticas entre El Vaticano y los Estados Unidos. Por otra parte, surge una encuesta solicitando la opinión de numerosos intelectuales sobre el llamado “sistema hostosiano” en la escuela dominicana..

En marzo de l957, Trujillo anuncia su intención de crear una cátedra de Moral Profesional Católica en la universidad.” destinada a los futuros miembros de las profesiones liberales, para inculcarles los principios saludables del catolicismo” (…). Al año siguiente se crea en el país una congregación mariana y también se autoriza la institución del Patronato Nacional San Rafael para la región fronteriza y otros lugares, “cuya finalidad será procurar la elevación y el nivel religioso, cultural” (…)

El Arzobispo de Zaragoza, monseñor Casimiro Morcillo, en el discurso que pronunció durante la firma del Contrato que establecía dicho Patronato dijo:”Corresponde la gloria plena de esta trascendente obra al Generalísimo Trujillo,(…) que en un momento particularmente decisivo para la vida de su pueblo fue a Roma a firmar con la Santa Sede un histórico documento que definía y clarificaba la órbita de acción de ambas potestades”.

A partir del año siguiente, o sea l959, la situación política entraría de manera rápida en una etapa crítica para el régimen de Trujillo. Un nuevo Nuncio, Lino Zanini quien desempeñaba esas funciones con carácter interino en Irán, fue trasladado a Santo Domingo y su llegada significó un cambio inmediato en las relaciones entre la Iglesia y el régimen. En su discurso correspondiendo a las palabras de bienvenida que le dio monseñor B eras, en la Catedral, Zanini dijo:”Cúmpleme tributar el merecido homenaje a quien la gratitud nacional no duda en llamar Benefactor de la Patria y al cuala le cupo la gloria de haber firmado el Concordato destinado a estrechar cada vez mas las relaciones entre la Iglesia y el Estado”.

Con esas palabras estaba la nueva autoridad papal en el país haciendo un reconocimiento postrero al viejo aliado, quien, por los nuevos tiempos resultaba una inconveniencia política de vista al porvenir para la Iglesia en la República Dominicana. Con la sabiduría milenaria que acumula esta institución, ha sido diestra en adelantarse a los acontecimientos, y, por lo que dijo el Arzobispo de Zaragoza, se pudo intuir que en Trujillo, la carcoma del tiempo minaba su p0ermanencia en el poder desde hacia años.
Por eso cuando llega el 30 de mayo de l96l, la sólida e inconmovible institución política y religiosa, cuyas directrices emanan desde El Vaticano, ya estaba apercibida para el rol directriz en la vida nacional que asumiría, papel que se ha ido acentuando inversamente proporcional a la quiebra y agotamiento de los partidos políticos en este país, como es cada vez mas evidente.


mayo 2, 20 05

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