martes, 7 de diciembre de 2010

ALIRO PAULINO

Aliro Paulino tiene que haberse ido muy satisfecho de su residencia en la tierra, porque dejó recuerdos de su bien ser, de su bonhomía. Su carácter alegre y su espíritu solidario estuvieron entre sus atributos personales que más lo distinguieron. Sentía como un deber insoslayable estar al lado de sus amigos en cualquiera que fueren las circunstancias y más si éstas les fueren a aquellos adversas, allí estaba él con el apoyo sincero de syu presencia, de la cual irradiaba hondo calor humano.

Sus amigos disfrutamos con la infinidad de anécdotas que coloreó su vida. Estar junto a Aliro era lo mismo que compartir una fiesta. Sus vivencias, bien fueren en la selva tropical de Colombia o la selva de cemento de Nueva York, hicieron su vida rica en aventuras.

La vida fue pródiga con él; le colmó de satisfacciones. Le dio el don de la escritura y nos dejó libros que hablan de historia y de hombres. También su fértil imaginación de artista le llevó a crear cuentos en donde reflejaba su jocosidad, el gracejo y la alegría de su refrescante personalidad.

Aliro se destacó como retratista de primer orden., arte al cual dedicó sus últimos años. Cumplió con gran calidad profesional su vocación de fotógrafo; fue periodista, caricaturista y le sacaba notas al piano y al órgano. Gran amante de las obras de arte y un enamorado de los recuerdos. Por eso también fue un entusiasta coleccionista y su casa es un museo abierto que le enorgullecía. ¡Qué no fue Aliro que le permitiera hacer su vida más admirable!

Su estancia por la vida fue un arco iris con una estela de bondad y afectos. Tenía el difícil privilegio de contar amigos en todos los escenarios de la vida nacional, porque en todos siempre mostró su personalidad abierta y afectiva con todos, sin distinción de momentos ni condiciones. Jamás tuvo una actitud de desagrado o disgusto hacia nadie. Nunca se vio tocado por la soberbia o la postura arrogante cuando tuvo encumbramiento político. Ara todos fue servicial., complaciente y jovial.

¡Qué vida tan abundante de gracia tuvo Aliro! ¡Qué conducta de amistad y bien ser distinguió su vida! Cuan satisfechos deberá quedar Marianela y sus ejemplares hijos, Alirina, Aliro, Aliroska, y Aliradel luego que la costra del tiempo les permitan superar su ausencia. Y, en aquel hogar suyo, donde seguirá flotando el aire de amor, bondad y entusiasmo por la vida que emanaba de su principal figura que ahora despedimos, recordarán envueltos en la bruma, una dulce nostalgia a ese esposo y padre que tuvo una vida amorosa y dedicada a su familia, y un generoso y amplio espacio para cultivar con esplendor el culto a la amistad y la fraternidad.

Febrero 21, 2008

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