miércoles, 8 de diciembre de 2010

TRUJILLO Y ORNES COISCOU

Germán Emilio Ornes Coiscou, viajó hacia Nueva Orleáns el 29 de octubre de l955, para asistir a la Asamblea Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa. No era previsible que cumpliría su última misión como representante de la prensa dominicana ante ese organismo en la Era de Trujillo.

Los viajes de Ornes a los congresos de la SIP, constituían para él una actividad de trabajo al igual que otras coberturas de eventos internacionales de importancia. Su talento periodístico le había distinguido entre los mejores de esa profesión desde que comenzó a ejercerla, en los primeros años de la década del cuarenta en el recién establecido periódico “La Nación”.
Sus viajes venían desde aquel tiempo, cuando a fines de l943, viajó a Hollywood para cubrir la condecoración con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella que le fue otorgada a la actriz María Montez por su actuación en el filme “Las mil y una noches”, cuyo estreno en el país, la hermosa artista criolla lo había ofrecido con “legítimo orgullo”, al generalísimo Trujillo

Su participación en la Asamblea de la SIP correspondiente al año 1953, celebrada en Méjico fue particularmente memorable para Ornes. En esa reunión, su celo trujillista lo llevó a promover un gran escándalo al golpear con un rollo de periódicos a un intruso que se introdujo en el evento y lo tildó de “lacayo de Trujillo”.
Ya el día antes de ese incidente, Ornes Coiscou había calificado de “mentiroso” a Enrique Cotubanamá Henríquez, cuando éste denunció la falta de libertad de información que existía en la prensa del país, contradiciéndolo, al afirmar que: “en la República Dominicana existe absoluta libertad de crítica en la prensa”.

La actitud asumida por Ornes en aquella agitada asamblea de la SIP, complació tanto al gobierno que, por decreto del Poder Ejecutivo se dispuso “que el pueblo de Ciudad Trujillo concurra al aeropuerto General Andrews para darle la más calurosa bienvenida y ofrecerle un voto de confianza por su actitud”.

El Secretario de Interior, J. Furcy Pichardo ostentando la representación oficial y ante “nutridas representaciones de todas las clases sociales de Ciudad Trujillo que acudieron al aeropuerto en jubilosa romería cívica., dijo al doctor Ornes al descender del avión: “En nombre de nuestro gobierno y en nombre de nuestro pueblo, esos dos poderes ejemplarmente sustentados en una sola fuerza os doy la bienvenida”.
Al dia siguiente, como muestra de agradecimiento, el doctor Ornes Coiscou dirige un mensaje al Generalísimo Trujillo reiterándole “irrestricta adhesión a vuestra persona y a los ideales que han hecho de vos el más prestante campeón anticomunista en América” (…)

Posterior a ese nuevo mérito por su devoción al régimen, Ornes pasó a ostentar la presidencia de la Editora del Caribe, en sustitución de Anselmo Paulino Alvarez, quien era su protector y lo había llevado a las funciones de Jefe de Redacción del periódico en enero de l949, cargo que nominalmente mantuvo durante los casi ocho años que permaneció en ese medio de prensa, aunque de hecho, desempeñaba la funciones que correspondían a un director, con todas sus prerrogativas.

En el orden estrictamente jurídico, el periódico “El Caribe” en ningún momento había pertenecido a Trujillo, como éste tampoco figuró como dueño del diario “La Nación”, cuyas acciones en su momento fueron propiedad de Rafael Vidal Torres, su fundador y director hasta 1945, y, mas tarde, de Mario Fermín Cabral.

Algunos meses antes de comenzar a circular “El Caribe”, un periodista de “La Nación”, preguntó a Trujillo su opinión acerca de “un nuevo diario que se comentaba sería instalado en la ciudad capital” y, según la reseña, éste se limitó a responder: “Tengo entendido que se acaba de formar una compañía para fundar un gran periódico en Ciudad Trujillo”. Con esa respuesta volvía a mostrar el cuidado de no aparecer directamente vinculado a medios de prensa. Por tal razón, con Ornes también se cumplió fielmente con los trámites financieros que le permitieran adquirir la propiedad de la Editora del Caribe.

Cuando Ornes emprendió su viaje hacia Nueva Orleáns, los efectos de la caída en desgracia de Anselmo Paulino se dejaban sentir todavía entre sus protegidos. El había sido una de las pocas excepciones. El día antes de su partida, apareció en el periódico que dirigía una fotografía de un acto celebrado en la ciudad de Azua, cuyo pie contenía una grave errata: “Fue depositada una ofrenda floral ante la tumba del Ilustre” (…) Más tarde, al desligarse del régimen, el importante periodista disidente se referiría a ese error para denunciar al gobierno dominicano ante la prensa neoyorquina y la supuesta suerte que habían corrido los redactores que cubrieron aquel acto.

Mientras tanto, Ornes cumplió su papel en Nueva Orleáns y todavía el l4 de noviembre seguía vinculado políticamente con el régimen, desde Nueva York declaró: “La Carta Fundamental de su país que elaborará la Asamblea Constituyente (…) debe llamarse, con justicia y equidad Constitución Trujillo”.

El 25 de diciembre la disidencia de Ornes se hizo pública porque El Caribe publicó una extensa carta que él envió dos semanas antes a Trujillo en la que trataba de la entrevista que: “V. E. me concedió en Kansas City donde tuve la honra de comunicaros que en aquellos días mi salud se encontraba totalmente resentida y que debía buscar otras actividades lejos del medio en que he vivido hasta ahora”.

En otra parte de su extensa carta, Ornes le hace a Trujillo una proposición en la que se puede entender que contenía una velada amenaza de extorsión: (…)”Como un medio inmejorable de no causar interferencia al armonioso clima en que se desenvuelve las actividades de la prensa dominicana, la venta de la totalidad de las acciones de la Editora del Caribe, por la suma de RD$760,000.” (…) Trujillo responde en forma lacónica al doctor Ornes: “Lamento sus quebrantos y formulo votos porque recupere rápidamente su salud. La adquisición de acciones de empresas periodísticas aquí o en el extranjero no deseo realizarlas. Deséole felicidad y prosperidad”.

A partir del rompimiento que significó ese intercambio epistolar, Ornes se lanza a una cruzada antitrujillista desde Puerto Rico. El gobierno dominicano por su parte, utiliza algunas de sus mejores plumas periodísticas para descalificar al disidente. La columna “Minutero”, del veterano y cultísimo hombre de prensa, Francisco Prats Ramírez, con su prosa desbordante de mordacidad e ingenio, le enrostra su pasado: ¿“Cómo justifica este camaleón pesetero las inmedibles columnas de su prosa almibarada trujillista que figuran en la prensa dominicana? No ofende quien quiere, sino quien puede. El no puede. Ni siquiera es un político. Es simplemente una rana que croa en la laguna de un desengaño comercial”.

Cuarenta días después de concluida la Era de Trujillo, o sea, el 31 de diciembre de l961, el periódico El Caribe fue devuelto a Germán E. Ornes, según anuncio que hizo el secretario de la Presidencia: “El propietario Ornes, en compañía de su esposa Dianne y el señor Jules Dubois, de la Sociedad Interamericana de Prensa, agradecieron al Presidente Balaguer la medida”.

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